Mentir es innato, pero también se enseña aunque sea de forma indirecta, según explica Escaja. Cuando un padre le dice a su hijo antes de coger el teléfono «si es Fulanito dile que no estoy», si oye cómo se le dice a un vendedor a domicilio que no se le puede atender porque estaba a punto de salir o el niño escucha a su madre un «qué pesados» minutos después de cerrar la puerta a la visita a la que ha tratado muy amablemente, el menor capta la utilidad que puede tener la mentira por mucho que se le insista en que no hay que mentir.
Un estudio elaborado por expertos del Museo de la Ciencia de Londresdeterminó que los hombres mienten tres veces al día de media (1.092 al año) y las mujeres lo hacen dos veces diarias (728 anuales). La mayoría de las veces son «mentiras piadosas», para no herir los sentimientos de una persona, pero hipocresías al fin y al cabo que el niño no siempre distingue del resto.
«Los niños no hacen caso a lo que decimos, imitan lo que ven», asegura el psicólogo. Si los progenitores hablan de «los ladrones» de tal banco o tal empresa, mientras comentan cómo engatusan a sus clientes, el niño lo percibe y si su padre hace trampas con la declaración de la renta, ¿por qué no lo puede hacer él con un examen? «Educamos por lo que somos», subraya Escaja.
Incluso se les enseña directamente a mentir por compromiso al decirles cómo deben actuar ante un regalo que no les gusta, por ejemplo. «La mayoría de padres no trata todas las mentiras por igual. No quieren que sus hijos digan siempre la verdad sobre cualquier tema: no se alaba a un acusica ni tampoco la verdad sin tacto», admite el psicólogo estadounidense Paul Ekmanen su libro «Cómo detectar mentiras en los niños».
Las mentirijillas, los trucos, los engaños son tan viejos como la propia historia de la humanidad... y también las mentiras infantiles. Sin embargo, Escaja detecta un incremento de éstas en la sociedad actual, tan basada en la imagen. «En los niños siempre se ha dado, pero hoy es más frecuente porque la sociedad miente más», asegura antes de constatar que hoy los menores «pierden antes la inocencia».
¿Cuándo hay que preocuparse?
Existen distintos tipos de mentiras que conviene distinguir para no dar la misma importancia a unas que a otras. Las hay motivadas por un exceso imaginativo; otras, la mayoría, están fundadas en mecanismos de defensa para evitar un posible castigo, se miente para lograr algo que de otra manera no se conseguiría, para ganarse la admiración de alguien, para no defraudar a padres o profesores, para llamar la atención, para evitar la vergüenza, para no hacer daño a otro, para mantener a salvo la intimidad... En todo caso, si el niño miente con exagerada frecuencia y se emperra en sostener algo falso o cuando emplea la mentira para hacer daño a otro, hay que actuar y tomarse muy en serio el asunto.
«Hay que enseñarles a ser auténticos, hacerles ver que ellos son lo que son, no lo quieran aparentar ante los demás», subraya Escaja, «haciéndoles comprender que les queremos tal y como son» para que se acepten a sí mismos. Ser incongruente, añade el psicólogo, entraña sus riesgos: «El ser humano acaba por destruir su salud mental por querer mantener en su mente ideas contradictorias». Crear un ambiente familiar en el que el menor se sienta libre hará que no vea la necesidad de mentir.
Y ante una mentira descubierta, el experto insta a los padres y profesores a que «sean razonables» al corregir al niño «para no obligarle a mentir más para evitar el castigo». Habrá que hacerle reparar el daño, pero sin emplear la palabra «castigo», por la connotación que ésta lleva de humillación. «Y en cuanto ha surtido efecto, hay que quitarlo», aconseja Escaja, que no ve inconveniente en suprimir un castigo si el niño está arrepentido. «Los premios y los castigos hay que usarlos con gran prudencia», remarca.
10 Consejos a los padres para
que enseñen a sus hijos a no mentir
La mentira, hoy en día, es uno de los graves problemas, por qué las personas se han acostumbrado a mentir, y muchas veces incluso descaradamente, sin que les importe que las otras personas, se den cuenta. En el mejor de los casos, le llaman equivocadamente ”mentira piadosa”, que es la que se puede hacer para evitar daños mayores. En esta sociedad de los medios de comunicación dirigidos, tenemos que estar muy alertas, para intentar distinguir lo que es verdad y lo que son “verdades a medias”. Hay muchas cosas falsificadas que parecen verdaderas, no solamente productos, si no expresiones y discursos.
La virtud de la sinceridad, la tenemos que practicar continuamente, para que en los momentos que tengamos que ponerla en practica, no se nos haga difícil hacerlo.
Hay una frase muy antigua que dice ”la verdad os hará libres”. Enseñar a nuestros hijos a no engañar, fingiendo otra cosa, es una de nuestras primeras obligaciones. En las mentiras graves, en la divulgación de falsos testimonios y en los robos, no hay perdón si no hay sustitución por la verdad.
Estos son los 10 Consejos a los padres, para que eduquen a sus hijos en la sinceridad.
- Siempre diga la verdad delante de sus hijos, aunque le cueste hacerlo. Arreglar los daños producidos por no haber dicho la verdad, suele ser mas costoso, que el enfrentarse a la realidad de decir la verdad. Mas vale ponerse un día rojo de vergüenza, que pasarse la vida colorado por haber mentido delante de éllos. Nunca ponga a sus hijos en situación que les induzca a mentir o a engañar, procure que en su casa haya un clima que favorezca el decir la verdad. Esta virtud les servirá para toda la vida, si se han acostumbrado a practicarla desde pequeños.
- Si se entera de alguna mentira de sus hijos, procure analizar los motivos que les impulsaron a hacerlo. Es muy posible que su autoritarismo a ultranza, les haya llevado a tomar una actitud de autodefensa o de miedo incontrolable y por eso utilizan la mentira o las posiciones ambiguas, para no enfrentarse a los padres. A los padres le interesa conocer la condición psicología que ha producido la conducta mentirosa de los hijos.
- Los padres deben saber controlar sus posibles actitudes neuróticas, como la cólera exagerada, reproches, amenazas, vigencia excesiva, etc., ante la simple posibilidad de la mentira de los hijos. También deben ofrecer la suficiente confianza y comprensión a los hijos, para que no duden en admitir sus mentiras, como fallos que deben corregir. Los padres deben dejar bien claro, con su actitud, que la mentira es reprobable, pero que el mentiroso siempre puede corregirse. Ejercer el privilegio del perdón, debe ir acompañado de un fuerte propósito de la enmienda y de una reposición del daño realizado, a terceros o a uno mismo.
- Muchas veces las mentiras empiezan como gracias o bromas, ocurrencias o astucias de los niños. Reírles esas gracias es muy perjudicial, pues se pueden acostumbrar a entender que, con mañas y astucias simpáticas o juego lingüísticos, pueden salir a flote de sus mentiras. Corte esa situación desde el primer momento y hágales saber que la mentira, por muy adornada y oculta que esté siempre sale a flote. Un viejo refrán dice “Antes se le alcanza a un mentiroso que a un cojo”.
- Los padres deben evitar obligar a mentir a los niños ante terceros, para favorecer a los padres, incluso en cosas de pequeña importancia, pues eso les hace creer que hay dos grados de mentiras: las de los padres y las de los hijos. Por ejemplo la típica frase de cuando alguien llama por teléfono”Dile que no estoy”.
- Para eliminar las continuas mentiras, los padres deben evitar una educación excesivamente severa y represiva, que pretenda corregir los mas mínimos defectos, multiplicar las advertencias y prohibiciones, ya que eso malogra la autoridad. Debe haber pocas normas, pero bien definidas, para así poder mantenerlas con mas firmeza y asegurar su aceptación y cumplimiento.
- Educar abiertamente para la franqueza, la donación y la confianza mutuas, es lo que garantiza el equilibrio y la felicidad en el hogar. Estas y otras virtudes, son el compendio de lo que los padres tienen que aprender a desarrollar, primeramente en sus relaciones matrimoniales, para después aplicarlas a las relaciones con sus hijos. Estas virtudes se aprenden consultando los libros especializados y preguntando a personas de confianza, que se suponga que están bien formadas en las relaciones matrimonios y entre estos y sus hijos.
- Todos los días tendrá la oportunidad de leer en los periódicos, televisión o Internet, ejemplos verdaderos, de personas que han mantenido su verdad con heroísmo o simplemente, que han hecho algún bien a la sociedad manteniendo su verdad. Comente y explique a sus hijos estos actos y hágales ver todas las ventajas que la sociedad ha ganado, con la decisión de esas personas. Estos comentarios, darán a sus hijos un valor adicional de sociabilidad, que les ayudara a andar correctamente por la vida.
- Un tema difícil que tienen los padres que explicar a sus hijos, es el concepto de ser “chivato”. Sobre todo, cuando alguien está presionando, para que a través de exigir una verdad conocida, se produzca un castigo a una tercera persona. La verdad en este caso, puede ser ocultada cuando las consecuencias de ocultarlas no son graves. Si fueran a ser graves, como por ejemplo, denunciar un acto criminal que se ha visto, no hay ninguna duda que hay que contestar la verdad, para que la sociedad castigue a quien lo haya hecho y no vuelva a repetirlo. Esto es distinto, a contestar rápidamente cuando los padres preguntan, quien ha sido el hermano que ha metido el dedo en el pastel.
- Los padres tiene que hacer que sus hijos se vuelvan valientes ante las situaciones de la mentira y que realicen, con toda normalidad, actos de valentía cotidiana. Cuanto mas valientes les hayamos enseñado a ser, mas capacidad de resistencia tendrán, para enfrentarse al habitual mundo de la mentira. Su actitud inspirará a otros jóvenes a no mentir y poco a poco, irán viendo la parte positiva que aporta el llevar una vida valiente, al margen de la mentira.
1.- HACEN LO QUE HACEN PORQUE TU LOS DEJAS.
Hacen lo que hacen porque tú se los permites, los hijos se convierten en lo que son, porque sus padres lo permiten, así de sencillo.
Si tu hijo está haciendo un desastre de su vida, esta respuesta no te va a gustar, tu vendrás a mí y me darás un millón de excusas, le vas a echar la culpa a la música que escucha, a las películas que ve, a los libros que lee (si es que lee), a la violencia que transmite la TV, al sistema educativo, o a la presión que ejerce la sociedad (o sus amigos). Créeme, lo he escuchado miles de veces, así es que has a un lado la indignación y piensa en esta verdad: Tus hijos son producto de tu paternidad (de tu manera de educarlo).
2.- NO HAY CONSECUENCIAS DEL MAL COMPORTAMIENTO, LOS ENSEÑAMOS A SER MENTIROSOS. Los padres dejan hacer a sus hijos lo que quieran, con muy poca información de lo que es aceptable y lo que no lo es.
Si ellos hacen algo mal, no hay consecuencias por el inaceptable comportamiento. Algunas veces decimos: "si haces esto te va a pasar aquello", y si no haces aquello te va a pasar esto", después ellos no hacen lo que tienen que hacer y no pasa nada, no cumplimos la promesa de las consecuencias advertidas. Sabes en que se convierte un padre que no cumple con las consecuencias advertidas? En un MENTIROSO; y eso justamente aprenden nuestros hijos, a mentir.
3.- TU LES DICES A TUS HIJOS QUE SON ESPECIALES, Y NO LO SON. Quizás no vas a estar de acuerdo conmigo en esto, creéme que a mí también me resultó difícil entenderlo y aceptarlo, pero es una realidad.
Si tu eres de los que actualmente cree que su pequeño ángel es especial, lamento decirte que no lo es. Si tu le dices a tus hijos que son especiales muy constantemente, los perjudicas más que ayudarlos. Tu hijo es especial para ti y solo para ti, no lo es para nadie más.
Tu hijo nació con todo tu amor y verlo crecer es toda una maravilla, sin embargo, cuando crece y cruza tu puerta para ir a la escuela, él, solo es un niño más en la lista de la escuela, y no hay nada de especial acerca de él.
En el mundo real, tu hija no es una princesa, ni tu hijo un príncipe, solo es un niño más. Los hijos deben entender y aprender a crecer sabiendo que al instante que dejen tus amorosos brazos y entren al mundo real, nadie los amará por la única razón de que ellos existen, como lo haces tú.
4.- TU HACES QUE TUS HIJOS SEAN LO MAS IMPORTANTE EN TU VIDA, Y TÚ? Ellos no lo son. Yo sé que tú piensas que lo son pero no es así; cuando tu dejas a tus hijos pensar que son la persona más importante en tu vida, ellos aprenden a manipularte y tu terminarás haciendo lo que ellos digan.
Tus hijos son importantes, no me mal entiendas, tus hijos deberían ser amados incondicionalmente; pero los padres que ponen por encima de todo, la felicidad de sus hijos y sacrifican su propia vida y algunas veces su matrimonio también, entonces cuando acabe la labor como padre, tus hijos crecerán y te dejarán, e irán en busca de su propia felicidad y tú te quedarás únicamente con tu esposo (a).
Si todo tu tiempo y energía lo gastas únicamente en tus hijos, cuando ellos se vayan tu no tendrás la certeza de que tu compañero(a) estará contigo; esa es una de las razones porque hay divorcios luego de que los hijos se van, pues la única cosa en común que tenían eran los hijos, y nunca trataron de alimentar el amor marital como lazo de unión que no fueran los hijos.
Esto mismo pasa con las madres y padres solteros, ellos gastan tiempo y energía en sus hijos, sacrifican su propia vida, pensando que lo mejor es servir a sus hijos y poner su vida "en espera" mientras los ayudan a madurar, pero después los hijos se van y ellos se quedan solos sin compañero(a) con quien envejecer juntos, por lo general terminan tratando y viendo a su hijo de 50 como si fuera de 4 años.
5.- FALLAMOS AL ENSEÑARLES LA DIFERENCIA ENTRE DERECHOS Y PRIVILEGIOS. Los hijos tienen entre otros los siguientes derechos: a la vida, a jugar, a la libertad de opinar, a una familia, a la protección contra el trato negligente, a la alimentación, etc. Los privilegios son concesiones ganadas por una acción determinada; a nuestros hijos les compramos cosas, lo más actual en videojuegos, por ejemplo, o ropa o zapatos de marca, o una mascota, e incluso los llevamos al cine o a vacacionar, les compramos celulares, etc., etc., y todo gratis, a cambio de nada, hoy te digo que aunque te sobre el dinero para complacer a tu hijo, tienes que enseñarle a ganárselo; él tiene que saber que las cosas que le gustan cuestan y hay que pagar un precio por ellas, incluso estas cosas te ayudarán en la negociación de actitudes y comportamientos. 6.- EL AUTOESTIMA DE TU HIJO ES EL RESULTADO DEL ÉXITO QUE ALCANCE, NO ES QUE LE AUMENTEMOS. La palabra autoestima es una palabra compuesta de auto: uno mismo, y estima: amor, o sea, amarse a uno mismo. Tu no le puedes proporcionar una valoración positiva de él mismo, confundimos el animarlos y apoyarlos con aumentar su autoestima y cambiamos la regla de "si tiene alta autoestima tendrá éxito en todo", pero en realidad es al revés "si tiene éxito en todo, aumentará su autoestima". Así que si quieres que tengan autoestima alta, enséñale a alcanzar sus éxitos. Espero que estos consejitos te ayuden a entender el por qué a veces le pedimos peras al olmo, si en realidad cosechamos lo que sembramos. |
Para el filósofo griego Cicerón (106-43 a.C.) "La gratitud es la cualidad más importante del individuo. Es el requisito indispensable para la concordia, la armonía, la hermandad de los corazones". Según él, su carencia amenaza la Humanitas, la humanidad de la persona.